En Buenos Aires se puede ir a bailar tango cualquier día de la semana. Desde el mediodía hasta la madrugada siguiente, siempre hay una milonga abierta para acoger a los bailarines y celebrar el reiterado rito.
Impresiona la extraña armonía que se produce en la pista: Una abigarrada muchedumbre de parejas abrazadas de edades e idiosincrasias diversas baila en la penumbra. Parece imposible que no se produzcan encontronazos pero así ocurre, todos se mueven respetando el espacio y el ritmo de los demás, ensimismados, atentos, apasionados, serios. Una esperanzadora alegoría de lo que podría ser un mundo de iguales unidos en el común bienestar.
Empecé a bailar tango hace veinte años. Ya resignado a ser un eterno y agradecido aprendiz, intento retratar en estos dibujos lo que veo en las milongas de Buenos Aires: Espacios mágicos de encuentro, de una sencilla y profunda felicidad.
Ojalá este libro sea una forma más de disfrutarlos para quienes ya los conocen y una invitación a conocerlos para quienes aún no lo hicieron.
Martín Malamud
View cart “Los Laureles” has been added to your cart.
View cart “Bailarines en el Veinticinco” has been added to your cart.