Detrás de todo vibra la inmensidad. Y con esa frase, cómo frágil balsa, navego por el mar tormentoso del destino. Vivir es perderse un poco en esa inmensidad. Y el más allá deja de ser una nada y algo mágico y misterioso empieza a resonar, como el dulce ronroneo de las olas en el inmenso mar.